Todos los organismos vivos de alguna manera los hacemos; y unos contra otros.
Para hacer anticuerpos, defensas, como comúnmente decimos, se pone en juego nuestra inmunología que prácticamente es la totalidad del organismo pues incluye muchos sistemas y funciones, pero básicamente comprende una parte innata, que viene con cada persona desde su concepción y gestación, y otra parte adaptativa que se va haciendo con el paso del tiempo y los innumerables enfrentamientos que nuestros cuerpos tienen con los variados microbios del medio con las que en algún momento interactúa.
Para hacer anticuerpos, entonces tenemos primeramente los mecanismos nuestros propios naturales, y seguidamente, ya desde el nacimiento, contamos con las ayudas de las vacunas artificiales.
Estas vacunas artificiales las aplicamos con la intención de controlar la invasión de nuestros cuerpos por microbios que, por la historia y el estudio de las enfermedades que provocan, sabemos nos ganarán la batalla... tuberculosis, hepatitis B, difteria, pertussis, tétanos, haemophilus influenzae, poliomielitis anterior aguda, rotavirus, neumococo, meningococo, hepatitis A, sarampión, rubéola, paperas, varicela, ... al primer año de vida.
Pero si bien las vacunas artificiales son necesarias, más necesario es contar con los medios para crecer y desarrollar del mejor modo ( familia, casa, agua potable, eliminación correcta de las excretas, alimento, sueño, juego, etc.) para que, primeramente por la inmunidad natural y asimismo por la artificial, podamos lograr nuestro equilibrio con el medio.
eransaldii@gaamil.com
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