Cada persona cuenta (oportunamente)
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"No quiero comer para no ser gordo, porque gordo se ve feo, mi primo es gordo y se ve feo" (quien es autor de esta expresión en el consultorio tiene 5 años y 6 meses de nacido) (30/4/16)
Uno de los de afuera de ese niño es su primo del cual recuerda su figura gorda. No le resulta de palo.
Esa figura gorda fue definida tal por otro de afuera, que tampoco le resulta de palo.
Su madre trajo al autor a la consulta por su rechazo a alimentarse. Y esta circunstancia muestra a dos personas a las cuales el hecho de comer a pedido de la madre y el rechazo a alimentarse a pedido no le resultan "de palo", respectivamente, a ninguno de los dos sobre todo porque no son del afuera de ninguno de ellos.
Por las dudas digo que "los de afuera son de palo" lo aprendí y lo uso para procurar ayudar a la voluntad de las personas a actuar sin tomar en gran cuenta los miramientos de personas que no son afectivamente tan próximas o cuando el tema en tratamiento depende estrictamente de la resolución personal.
Finalmente destaco la gravedad de la tarea educativa integral por algunos supuestos de la situación expuesta:
El niño o la niña menor de seis años yendo a consulta por un entredicho social cotidiano;
La cotidianidad del niño, su juego, afectado, sin dudas, por los pareceres adultos;
El médico sorprendido por una consulta que no empieza por el miedo de los padres o tutores al colesterol malo;
El valor de lo feo o lo lindo como apreciación de la belleza afectado por la elección monigotesca de un óvalo o un trazo vertical;
La definición del otro y la implicación de rechazo a la persona del otro por su apariencia geométrica llevada al estereotipo rechazable asimismo por los adultos del niño.
La reingeniería social, inclusiva, globalizada, ecológica, no ha involucrado a los adultos del niño de la consulta ni a los de su primo gordo, pues equivoca sus medios y sus fines gravemente ya que debiera centrar todo su discurso en el reconocimiento de las diferencias del otro e inmediatamente en su respeto; y en el caso de los alimentos debiera destacar la calidad nutritiva de sus ingredientes sin realcionarlos directamente con condiciones patológicas de las que se estima habitualmente la multifactoriedad causal.
Finalmente: está muy bien que los de afuera, en última instancia -cuando descubrimos la persona de cada uno- nadie sea de palo, que todos y cada uno de los humanos cuenten como seres vivos apreciables, cada uno imprescindible a sí mismo y a la convivencia humana y su historia. Aunque ello conlleve alguna consulta por la afectación que producen las palabras y gestos de terceros.
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