La importancia de los riñones para el buen funcionamiento de todo el organismo no requiere demasiadas explicaciones: la vida no es posible si no tenemos riñones, la vida acabará prontamente si nuestros riñones no pueden cumplir su función, las personas en diálisis renal tienen acortada su expectativa de vida, las personas que reciben el trasplante de riñón pueden contar que empezaron una nueva etapa en la expectativa de sobrevida.
Cada día podemos observar el aspecto de nuestra orina: en algún momento es amarilla -ámbar- entre clara y más oscura, y en otro momento es casi como el agua o directamente incolora como el agua. Esto se debe, respectivamente, a la concentración y la dilución de la orina que hora a hora va realizando el riñón (los dos riñones tienen la misma función por lo que podemos decir "el riñón". Y esto nos dice, casi sin error, que tenemos riñones sanos.
Dicha función de concentrar o diluir la orina depende del agua disponible en la sangre para que los riñones puedan tomar la mayor cantidad posible para su función de excretar las materias inconvenientes al organismo general.
Esa cantidad de agua necesaria depende exclusivamente de nuestra ingesta. No existe dieta o régimen en ningún lugar del mundo que no incluya una recomendación de abundante ingesta de agua.
¿Cuanta agua es conveniente beber cada día? La suficiente para que observemos en algún momento del día, cada día y todos los días, que nuestra orina tiene el aspecto incoloro del agua.
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