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viernes, 14 de enero de 2022

Covid-19 Ómicron con diarrea, fiebre, cefalea y acaloramiento, náuseas, hiporexia, teno-mialgias, rinitis,... todo breve.

 

 


En la madrugada del cuarto día de evolución de mi segundo episodio reconocido de covid-19 (presuntamente “ómicron”) desperté decididamente con hambre. Y aquí estoy luego de alimentarme y tomar una compensadora siesta matutina. 

Pienso que es posible que esta tercera ola covid-19 ofrece una necesaria confrontación a nuestro sistema inmune para posicionarse como efectivo ante posibles nuevas olas más agresivas. Digo “nuestro” de nuestras comunidades las cuales son fuertes o no según la fortaleza que adquirimos las personas individualmente y en relación.

El asilamiento después de la finalización de los síntomas y la utilización del barbijo por parte del convaleciente es posible que disminuya las oportunidades de contacto del sistema inmune de otros miembros de su comunidad y a ésta la ocasión de fortalecerse. Vale esto para la circunstancia de esta cepa que afecta sin gravedad en la mayoría que infecta. Y para las cepas anteriores podría valer lo mismo pero dada la cuantiosa necesidad de cuidados de internación, terapias intensivas y muertes en poco tiempo -si bien la mortalidad general se mantuvo- es de responsabilidad no proponerla dado el mayor deterioro de las personas que quedan sin asistencia y de las personas asistentes recargadas de trabajo, si bien donde ocurrió bien vale su observación.

Siempre aprendemos. También obedeciendo al consejo de nuestros superiores referentes especialistas quienes deben decidir generalmente entre extremos de posturas de personas y grupos.

eransaldii@gmail.com

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