"Estoy en casa, tranquila, en cuanto a la pandemia", "pero me mata el dolor de la uña encarnada... me agarró la cuarentena y no pude terminar el tratamiento"; "estoy entre el dolor y el miedo a salir"
Como estamos en una pandemia, las anécdotas pueden llegar a ser más de siete mil millones todos los días.
La consulta telefónica es una de las varias por el mismo motivo o parecido; y con la misma mezcla de sentimientos.
El aporte de la escucha y algunos consejos para el alivio del dolor funciona para pasarla menos mal.
La sorpresa puede llegar a darse cuando ocurra el cese de este cuidado social, solidario, preventivo-paliativo y obligatorio: podremos encontrarnos con el dedo de la paciente en real mejoría o empeoramiento.
Esta experiencia de encierro obligatorio mundial solidario, fraterno, es seguramente la primera para la casi totalidad de los miembros de la humanidad actual (salvo la situación comparable de las personas en prisión *) y no dudo que cada quien está aprendiendo día a día muchísimo.
Virus hubo y hay muchísimos, y asimismo uñas encarnadas que provocan dolor y supuración, y también temores y dudas de cuál procedimiento tomar; y esto nos significa tal vez el aprendizaje más importante: conocer nuestros límites en los varios aspectos de nuestra persona, y a la vez, por la ocurrencia de lo mismo en miles y millones de contemporáneos, aprendemos que toda la humanidad es similar, como que el dolor mío y el del otro se abrazan (brevemente y con barbijo ...)
(* Ojalá puedan cada presidiario y sus custodios descubrir el valor de la pena y el encierro como tributo solidario y fraterno, curativo y reparativo).
eransaldii@gmail.com
Como estamos en una pandemia, las anécdotas pueden llegar a ser más de siete mil millones todos los días.
La consulta telefónica es una de las varias por el mismo motivo o parecido; y con la misma mezcla de sentimientos.
El aporte de la escucha y algunos consejos para el alivio del dolor funciona para pasarla menos mal.
La sorpresa puede llegar a darse cuando ocurra el cese de este cuidado social, solidario, preventivo-paliativo y obligatorio: podremos encontrarnos con el dedo de la paciente en real mejoría o empeoramiento.
Esta experiencia de encierro obligatorio mundial solidario, fraterno, es seguramente la primera para la casi totalidad de los miembros de la humanidad actual (salvo la situación comparable de las personas en prisión *) y no dudo que cada quien está aprendiendo día a día muchísimo.
Virus hubo y hay muchísimos, y asimismo uñas encarnadas que provocan dolor y supuración, y también temores y dudas de cuál procedimiento tomar; y esto nos significa tal vez el aprendizaje más importante: conocer nuestros límites en los varios aspectos de nuestra persona, y a la vez, por la ocurrencia de lo mismo en miles y millones de contemporáneos, aprendemos que toda la humanidad es similar, como que el dolor mío y el del otro se abrazan (brevemente y con barbijo ...)
(* Ojalá puedan cada presidiario y sus custodios descubrir el valor de la pena y el encierro como tributo solidario y fraterno, curativo y reparativo).
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