Un paciente bebé con la problemática compleja consecuente del sufrimiento cerebral intra-útero, en el último quinquenio del siglo XX.
Pesarlo, medirlo, ver sus gráficos de crecimiento, conversar lo hallado con los padres, y la página siguiente, la más importante, valorar sus capacidades y su evolución: ¿mira? ¿oye? ¿responde a las caricias y movimientos? ¿huele? ¿gusta, "se saborea"?
Ese paciente y tantísimos similares, independientemente de la causa o con-causa de su encefalopatía, tienen un lugar progresivamente, si bien lentamente, cada vez más importante -la importancia que les da el ser persona humana como primera razón- en su familia, la sociedad y el mundo (dicho a propósito de lo observado en la evolución personal de quien esto escribe y de unas jornadas nacionales sobre cuidados paliativos para personas con enfermedad neurológica celebradas ayer y hoy en modo virtual).
eransaldii@gmail.com
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